Manos que no se rozan, serenidad profunda
con que un día la muerte vuestro rostro selló.
Dormid, dormid, Amantes: vuestro cuerpo circunda
la tierra turolense que vida y muerte os dio.
Soñad vuestra esperanza, y el amor inmolado,
en un altar de gloria con fuego de dolor.
Dormid, dormid, Amantes, que un pueblo enamorado
hará que en vuestra tumba siempre brote una flor ...
Desde un trono de estrellas que os acoge en el cielo
contempláis el respeto con el que os mira Teruel.
Sois ejemplo perenne, esperanza y consuelo
porque siempre habrá un Diego
si existe una Isabel.
Con todo el cariño del mundo escribo este post a nuestros hermanos de la Orden de la Cruz Escarlata.
Y un año más, sin desistir en esa tarea,
sin reblar como se dice en Aragón, vuelvo a invitaros oficialmente a la asistencia a nuestra celebración, ...la de la más grande historia de amor jamás contada, la de los Amantes de Teruel.
Las Bodas de Isabel de Segura.
Y digo que os invitamos a asistir, porque a colaborar..., ya lo hicisteís el año pasado.
Y aún resuenan en mi oído el dulce acento mexicano, de la más dulce Isabel de Segura que he oído interpretar.
Un mes falta para el comienzo.
Un mes, para que todo sea posible.
Y sabéis que os seguimos esperando.